lunes, 1 de noviembre de 2004

No es lo mismo

Creo que independientemente de los sentimientos que susciten las deslocalizaciones, tenemos que ser conscientes de que es un fenómeno imparable.
Cuando España se incorporó a la UE, y no éramos los campeones económicos como ahora somos, junto a Irlanda, la distancia económica entre nuestra situación y la de otros países, era un atractivo para la inversión internacional. Además, las subvenciones, excepto las que fueron a parar a grandes infraestructuras, y habría mucho que decir al respecto, se han despilfarrado, ignorando que algún día acabarían. Ahora ya somos mayores y llega el momento de la verdad, y me parece que Irlanda, sí ha sabido invertir en lo importante, en educación, en innovación, o lo que es lo mismo, en competitividad y valor añadido.
Cuando ha comenzado la caza de brujas sobre aquellas empresas que antes eran amigas, partners, y ahora deciden migrar a pastos más favorables, e influenciados por la opinion pública alemana y americana, creo que se hace preciso aclarar un tanto los conceptos: no es lo mismo outsourcing que offshoring.
Outsourcing es encargar determinados servicios, que antes solía hacer la propia empresa, a terceros. Y esto, que se lleva produciendo desde que el mundo es mundo (y sobre todo en nuestro país, donde la subcontratación en algunas áreas, nos lleva a un encadenamiento de intermediarios engolfados con los márgenes y que no dan ni palo...), nos empieza a doler, cuando la empresa subcontratada, está fuera de nuestras fronteras.
Offshoring es trasladarse a un país con costes más bajos. Ejemplos tenemos como es el caso de MCC (nuestra conocida Mondragon) a China, Accenture a Bangalore, o los centros de atención al cliente de Telefónica en Marruecos. Son ubicaciones de la empresa madre en Ultramar, aunque los trabajadores sean de distinta etnia o nacionalidad.
En el fondo, como dicen algunos sabios de la cosa, la culpa la tenemos todos los consumidores, porque queremos comprar todo más barato. Si fuesemos menos consumistas, y primara la calidad de los artículos y la responsabilidad social corporativa (de verdad, no de boquilla), lo mismo vivíamos en una sociedad más tranquila y equilibrada. Eso sí, no tendríamos todos una pantalla de plasma en el salón dentro de 6 años !!