Morderse la lengua.
Decía Víctor García de la Concha, el director de la Real Academia Española, que el mundo de los humanos es un mundo de palabras: lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos asusta, todo cuanto nos rodea está construido con palabras, y el empeño por conocerlas, por establecer sus lindes y vecindades, por conocer sus significados tiene que ver con la voluntad de aprehender, de poseer de algún modo, lo que designan.
Así, las palabras definen nuestro mundo, lo acotan y señalan con precisión —o imprecisión a veces—, de modo que si cambiamos las palabras cambiamos también nuestra percepción de lo que nos rodea.
A veces es mejor morderse la lengua.
Decía Víctor García de la Concha, el director de la Real Academia Española, que el mundo de los humanos es un mundo de palabras: lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos asusta, todo cuanto nos rodea está construido con palabras, y el empeño por conocerlas, por establecer sus lindes y vecindades, por conocer sus significados tiene que ver con la voluntad de aprehender, de poseer de algún modo, lo que designan.
Así, las palabras definen nuestro mundo, lo acotan y señalan con precisión —o imprecisión a veces—, de modo que si cambiamos las palabras cambiamos también nuestra percepción de lo que nos rodea.
A veces es mejor morderse la lengua.
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