viernes, 2 de febrero de 2007

"Definitivamente, el dinero no da la felicidad"

Vivimos en un mundo en el que compramos demasiados alimentos cuando tenemos hambre, olvidamos llevar prendas de abrigo los días calurosos para cuando refresca por la noche y creemos que si viviéramos en California seríamos felices. Tendemos a obviar las consecuencias de la adaptación, la comparación social y el sesgo de proyección. Para ser verdaderamente felices, deberíamos apreciar bienes básicos como los alimentos, dormir o la amistad, y no tanto los sustitutos materiales, por muy caros que sean.

El artículo completo, aquí.

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P.D.: Como diría Guille, el hermano pequeño de Mafalda, "el dinero no da la felicidad ... ¡pero se da una maña para imitarla!"